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“Orgulloso se queda corto”, cuenta el cierre. “Es algo que nunca habría imaginado y más si pienso en cómo fue mi llegada aquí con una grave lesión de rodilla. Es un honor defender a este club y a esta ciudad durante tantos partidos”, añade. Es un jugador diferencial y parece que no pasen los años por él. Como el buen vino, mejora con el tiempo y así lo demuestra temporada tras temporada.
Además, ha echado raíces en Zaragoza y se siente muy a gusto: “Desde que llegué he sentido el cariño de todo el club y la afición. Recuerdo hablar con José Ramón (el presidente) días después de romperme en Benicarló dándome su apoyo y diciéndome que estaba seguro de que iba a ser un jugador importante en este club. Fue un gesto muy importante para mí y cada vez que me pongo la camiseta intento devolver ese cariño con mi trabajo. Además, personalmente aquí he conocido a mi mujer y he hecho grandísimos amigos, así que me considero muy afortunado”, confiesa.
También el buen ambiente del equipo atrae. Es la gran fórmula del éxito del equipo, tanto en los buenos como en los malos momentos, porque a Retamar le ha tocado vivir todas las caras del deporte, las dulces y las amargas. Reconoce que no le gusta sentirse “un peso pesado” de la plantilla, porque “si por algo destacado este vestuario en estos años es en que todo se hace por y para el equipo”. “La responsabilidad es trasmitir eso a los más jóvenes y a la gente nueva que llega cada año. El club está acertando con la gente joven así que lo que ahora somos Arturo, Victor, Nano o yo mismo, en unos años serán Iván, Óscar o Richi. Y lo que viene no se queda corto con los Tabuenca, Adrián, Yera, Diego o Forga”, explica.
Pero va más allá. Su sentimiento de pertenencia al club le llevó también a entrenar a las categorías inferiores y “me haría mucha ilusión que lleguen al primer equipo”, afirma. Es un deseo que quiere cumplir, como quitarse la espinita de la última Copa de España en el WiZink Center con la eliminación por parte del Jaén Paraíso Interior a un segundo del final.
Aún así, a pesar de que hay muchos buenos momentos, el madrileño se queda precisamente con la Copa de España “por todo lo vivido”. “Después de muchos años luchando por volver a estar en un evento así, conseguirlo el año que se hacía en Madrid, en el escenario que fue y dando la imagen que dimos es algo que siempre recordaré. En apenas 24 horas vivimos las dos caras del deporte y fue una pena ese último minuto porque creo que nos merecíamos haber estado en la final”, relata.
Retamar será historia del club, que nadie lo dude. Pero de momento sigue al pie del cañón y siendo un pilar fundamental por su calidad, experiencia, madurez sobre la pista y capacidad de liderazgo. Otros 200 es mucho pedir porque el tiempo no perdona, pero que se alargue lo máximo posible. El comandante sigue dando guerra. Enhorabuena, Reta.
Foto: Víctor Salgado.[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]