Hoy nos sentamos a desayunar en la cafetería de El Criollo para conocer un poco mejor a Iván Bernad que, a pesar de su juventud, ya es uno de los veteranos y capitán del equipo.
– ¿Cómo empezaste a jugar a fútbol sala?
– Empecé de jugador en el equipo de mi colegio, el Josefa Amar y Borbón. El primer año, mi entrenador me ofreció jugar de portero en otro equipo. Pasé a jugar dos partidos por las mañanas: uno de jugador y otro de portero. Ese año me llamaron de la selección, pero como portero, y tomé la decisión de quedarse solo de portero.
– ¿No te tentó el fútbol?
– Me llamaron del Amistad y fui a entrenar dos días, pero no me gustó nada. La verdad es que el fútbol nunca me ha llamado la atención. En mi casa tampoco han sido nunca muy futboleros.
– ¿Cómo fue tu llegada al fútbol sala de élite?
– Estuve a punto de dejarlo en el segundo año de juveniles. Dije que lo dejaba, me había cansado y prefería hacer otras cosas. Justo me llamó la selección española y el Sala 10 y no lo pude dejar. El primer año estuvo muy bien, era gente de Aragón y me llevaba muy bien con muchos de ellos. Fue más sencillo.
– ¿Quién ha sido tu referente en la portería?
– Luis Amado. Era el portero de la selección cuando yo empezaba y me veo identificado ya que era un portero grande, como yo, y se puede parece más a mí en cómo para.
– ¿Cómo es tu relación con Dani Álvarez?
– Muy buena. Dani es una persona excepcional. Con cada uno es una relación diferente, pero con Dani es con el que mejor me he llevado. Somos personas muy parecidas y vemos la vida de forma similar.
– ¿Te has visto alguna vez en la selección absoluta?
– No. En ningún momento ha sido un objetivo. Hay que hacerlo bien y si algún día se da la oportunidad hay que intentar aprovecharla al máximo. Hay muy buen nivel en la portería española y es complicado dar ese paso. Es algo más de trabajo personal e intentar mejorar cada día.
– ¿Qué hace Iván Bernad cuándo no juega a fútbol sala?
– De todo. No me gusta estar quieto. Desde que tengo uso de razón estudio. Acabé la carrera de magisterio y estoy estudiando psicología. Si sigo jugando a fútbol sala mi intención es seguir formándome. Me encanta ver películas, series, estar con mis amigos. Hubo una temporada que tuve un huerto con Óscar Villanueva. Me gusta aprovechar la vida todo lo que se pueda.
– ¿Qué haces en los viajes en bus?
– Lo llevo mal porque soy de los pocos que no duerme. Al ser tan grande me cuesta mucho. Todos tienen su sitio para tumbarse y yo tengo la mesa. Aprovecho a hacer trabajos de la universidad, leer, ver películas o jugar a las cartas… En la música soy muy antiguo. No me gusta el reggaeton. Escucho a Melendi o El Canto del Loco.
– ¿Cómo vive tu familia tu trayectoria en el fútbol sala?
– Siempre han estado dispuestos a llevarme a todos lados. De pequeño no teníamos coche y me llevaban en bus. Han estado muy implicados. Cuando fui profesional, toda mi familia se sacó el abono de la temporada y se compraron mi camiseta. Sin ellos no habría llegado hasta aquí por cómo me han enseñado a vivir el deporte y tener la cabeza centrada.