Nano Modrego volvió al Fútbol Emotion en el mercado invernal con un objetivo claro: mantener al equipo en la Primera División del fútbol sala español. Ahora, el jugador ya es un veterano en la plantilla y nos sentamos con él en la sede de Birdcom, uno de nuestros patrocinadores, para conocerle un poco mejor.
¿Cómo comenzaste en el fútbol sala?
Mis comienzos fueron en el colegio. Yo estaba en el Romareda, cuando existían las canicas, por aquel entonces. Y fue allí, hasta los catorce o quince años. Había equipos de fútbol que me querían fichar pero yo quería seguir jugando con mis amigos y fue cuando el equipo se deshizo cuando empecé en el Sego Zaragoza. Continué jugando a fútbol sala siendo cadete y al año siguiente, con quince años, debuté en Primera División. Fue en el Príncipe Felipe contra el FC Barcelona y con Luis Ángel Corredera como entrenador.
¿por qué te decantaste por este deporte?
Es cierto que con 17 años, al segundo año de estar en el Sego, que desapareció por motivos económicos, me ofrecieron la posibilidad de jugar a fútbol. Tomé la decisión de irme a la División de Honor Juvenil, al Stadium Casablanca y disfruté un montón. Pero tuve la posibilidad después de volver al fútbol sala y no me lo pensé ni un momento porque era lo que de verdad me gustaba, me atraía. El fútbol me aburría un poco más, es menos dinámico, no hay tanto contacto con el balón ni tantas ocasiones para marcar gol. Entonces me atraía más el fútbol sala y no como un trampolín para el fútbol.
Has estado en ese salto, ¿cómo ha sido el regreso al fútbol once?
Fue porque no me planteé el año pasado irme a jugar fuera. Yo tengo aquí a mi familia, a mi colegio y no podía irme fuera por seguir siendo jugador de fútbol sala profesional. Entonces, como formo parte del CD cuarte, surgió la posibilidad de hacer la pretemporada con ellos y ver qué tal. Esa fue la manera. Yo iba hablando con el entrenador, me veía bien, los compañeros también y dimos un paso adelante. No fue por jugar a fútbol, fue por probar, por las circunstancias. Dije: por qué no, lo tengo al lado de casa, hago ejercicio, me mantengo en forma… Pero siempre pensando en lo que ha pasado, en poder volver al Sala 10.
Tras tantos años en el fútbol sala, habrás compartido vestuario con mucha gente reconocida. Dime un par de jugadores que te hayan sorprendido.
Uf, han sido 22 años. En todos los vestuarios tengo buenos amigos. Que hayan marcado mi carrera… Uno de ellos es Andreu Linares, que fue campeón con el Inter Movistar, de todo con la máquina verde. Compartimos equipo en Segovia, era siempre mi compañero de habitación.
Otro que me marcó muchísimo fue Ricardinho, no solo por verlo día a día entrenar, sino también por la persona que es; por la humildad y por la amistad que me une con él hasta día de hoy. Y otra amistad que mantengo y que durará para siempre es Caio Alves, toda nuestra familia mantiene relación. Mi mujer con la suya, mis hijos… Tengo infinidad de compañeros que me han marcado y no puedo hacer referencia a todos. Me los llevo para siempre y es lo bonito en el fútbol sala.
¿Quién ha sido tu referente?
Sobre todo la figura de mi padre. En mis inicios, cuando yo no tenía ni carne de conducir era él quien me llevaba. Mi madre también iba a verme a todos los sitios, han hecho miles de kilómetros siguiendo. Los dos me han puesto siempre los pies en el suelo, ese punto de cordura. A parte, mi padre era también jugador y tuvo que dejar su carrera futbolística porque se quedaron embarazados de mi, con 19 años. Todo el mundo dice que tenía un futuro bastante prometedor y él ha vivido en mi lo que no pudo vivir él. Hemos ido siempre de la mano y ha sido mi referente, mi espejo y mi ídolo.
¿Qué es para ti la familia?
Todo. Yo creo que el poder haber formado una familia como yo lo he hecho con Montse… El ganar un hijo cuando la conocí, porque no es hijo mío biológico pero yo lo siento como tal, lo conocí cuando tenía dos añitos, tener a Leo con ella… Es que cuando hablo de mi familia, lo es todo. Cuando llego con mis enfados del entrenamiento o del trabajo a casa ellos son los que me ayudan, los que me cambian del humor. Cuando estoy fuera de casa me hacen una videollamada y se me pone una sonrisa.
Para mi el concepto de familia siempre ha sido muy arraigado y muy fuerte, lo es todo. En la camiseta llevo las iniciales de mis niños porque es una manera de que ellos estén presentes conmigo en cada partido. Siempre vienen, pero aun así es un detalle que había visto en algún jugador de la Primera División de fútbol y también alguno de fútbol sala. Pregunté si podía hacerlo y me dijeron que sí.
¿Qué defectos y virtudes tienes?
Puedo sacarme más defectos que virtudes. Hay uno que puede ser ambas cosas. Por un lado puede ser negativo, porque soy demasiado cabezón, pero por otro puede ser positivo, que soy muy constante. Soy las dos cosas, lo quiero todo a la perfección Aunque he aprendido a relativizar, porque me creaba muchos problemas a mi mismo, enfados. A lo largo de los años he aprendido de algunos compañeros a que a veces hay que dejar pasar las cosas y darte cuenta de que hay cosas que no puedes ni debes intentar manejar y perfeccionar, te puede hacer perder energías en tu parcela. Hay que tener nuestra parcela bien limpia y meterse en más que en eso no puede traerte más que problemas.
Además, soy muy consciente de cuáles son mir limitaciones y eso ha sido lo que ha hecho que pueda disfrutar tantos años en primera división. Tengo que intentar mejorar mis puntos débiles en los entrenamientos pero siendo consciente de ellos. Eso también entra en defectos, porque me gustaría defender mejor, regatear mejor, atacar mejor… Hacer muchas cosas mejor de la que las hago. Intento aprender de todos, incluso el que menos minutos disputa en el equipo tiene algo que enseñar.
Ahora eres un veterano en el Fútbol Emotion Zaragoza. ¿Qué recuerdas de los jugadores veteranos?
Santi, de hecho, fue mi compañero durante cuatro o cinco años y era un veterano que exigía una barbaridad. A mí me ha hecho creer mucho como jugador pero a raíz de la exigencia. Con 19 o 20 años me he ido llorando a casa de rabia y de impotencia porque me exprimía mucho. Pero gracias a eso he conseguido ser el jugador que soy. Me exigía al máximo y me daba cuenta de que había que estar al 200% para poder jugar con ellos y tener minutos. Ahora eso ya no se ve, hoy en día la gente joven si le exiges hasta te manda a la mierda. Por eso aprendes a relativizar, a que las generaciones son diferentes. La nuestra agachaba las orejas cuando alguien te decía algo, la de hoy en día no. Hay veces que es más complicado, la vida evoluciona, el deporte también y hay que intentar ser de otra manera. A pesar de esto considero que somos unos veteranos que intentamos hacer ver a la gente joven las cosas, de buena manera.
¿Con qué título te quedas de todo lo que has conseguido?
Los títulos que he ganado se ha hecho desde el vestuario. Por lo tanto, con lo que me quedo es con los vestuarios. Con dos, el de Caja Segovia y el de Ínter Movistar. Cuando veías que en Caja Segovia jugábamos todos, pero porque entrenábamos todos a muerte, porque sabíamos que todos teníamos la oportunidad y que todos en algún momento podíamos aportar. Y en el vestuario de Ínter de Movistar porque el primero y el que más estaba entrenando allí era Ricardinho y luego iba Batería y los demás decíamos que si ellos se lo dejaban todo, cómo no hacer lo mismo.
Éramos un grupo de amigos que nos juntábamos para jugar. La unión dentro de esos vestuarios era lo que hacía que consiguiésemos los títulos. Al igual que hace dos años, aquí en Zaragoza, la temporada de semifinales de Copa del Rey, semifinales de Copa de España, todo estaba en el vestuario. También es cierto que los buenos resultados traen esa unión, ganar esconde otros problemas. Pero al final es un cómputo de muchos factores.
¿Hay Nano para rato?
No lo sé, porque hay que pensar en el colectivo, en sacar la situación adelante. Cuando se haya hecho ya veremos. La vida es como es, el deporte es como es y cada uno llega hasta donde llega. Yo solo espero que este año terminemos la temporada salvando al equipo, que es lo más importante. Cuando lo salvemos nos sentaremos Santi y yo y decidiremos. Hay que pensar en los tres puntos y ahora no hay que desviar la atención del equipo.