SG Multiservicios nos invitó a un café en su sede en Zaragoza y allí aprovechamos para conocer un poco mejor al capitán y uno de los jugadores más veteranos del Fútbol Emotion Zaragoza. Carlos Retamar lleva alrededor de un mes y medio sin pisar los terrenos de juego, pero sigue siendo un imprescindible en la plantilla. Hoy os ofrecemos su faceta más personal.
¿Por qué elegiste el fútbol sala?
Desde pequeño jugaba en el colegio, como todos los chicos. Vivía en Madrid, en el centro y no había campo de fútbol; por eso en la escuela se jugaba a fútbol sala. Teníamos un grupo de amigos que jugábamos bien, de allí nos federamos los mismos en juveniles y a la vez me puse a jugar a fútbol once con el Rayo Majadahonda. El último año de juvenil un equipo importante de Madrid, que ahora es la cantera de Boadilla Las Rozas, se fijó en mí y me llamó. Fue entonces cuando me decanté por el fútbol sala, porque me gustaba más. Me parecía más entretenido, me divertía más, entraba más en contacto con el balón que era lo que me gustaba,, es más dinámico y al haber más ocasiones de gol me resultaba mucho más ameno que el fútbol. Prácticamente al año siguiente me hice profesional.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Tenemos una profesión privilegiada en la que tenemos mucho tiempo libre. Estoy entrenando a los juveniles, que me gusta mucho y es ya mi cuarto año con la cantera. Le dedico bastante tiempo a esto y a estar con la familia, siempre busco estar entretenido. A quienes más tiempo les dedico es a mi mujer y a los amigos. Más que nada porque soy de Madrid y mi familia está viviendo allí; pero bueno, intento pasar el mayor tiempo posible con ellos.
¿Podrías desvelar tus defectos y virtudes?
Soy un poco impaciente, eso me hace ser a veces un poco cascarrabias y cabezón. Suelo dejar las cosas para última hora, aunque eso me pasaba más a menudo cuando era más jovencito y ahora lo he ido aprendiendo. Sobre todo cuando estaba estudiando siempre dejaba el examen para estudiar el último día.
Las virtudes siempre pienso que las tienen que decir los demás, que es bastante complicado valorarte en este sentido. Pero algo bueno es que soy bastante trabajador y machaca en lo que quiero, cuando algo me importa le dedico tiempo.
Con la lesión te estará viniendo bien:
Si, bueno… He tenido muchas lesiones, desgraciadamente, en mi carrera deportiva. Sobre todo tuve dos muy graves hace ya ocho o nueve años y la verdad que ser trabajador es algo muy importante porque pasas mucho tiempo solo o con el fisio y la cabeza tiene que estar centrada para seguir esforzándote a pesar de no poder jugar. Pero bueno, aunque la lesión de ahora sea una faena porque llevo prácticamente un mes y medio parado, comparado con lo que tuve antes, que fueron un año o seis meses sin jugar, la llevo mucho mejor.
Lo malo es que se ha juntado con las lesiones de muchos compañeros.
Hemos entrado en una dinámica un poco negativa en ese sentido, ya no solo por los partidos. Ha habido semanas en las que hemos tenido hasta seis bajas y eso se nota también en los entrenamientos. Al final todo el mundo iba un poco con el freno de mano echado porque ya eran demasiadas bajas. Pero este año se decidió tener una plantilla larga en la que todos podemos aportar esté lesionado uno u otro.
Cuando eras pequeño, ¿qué querías ser de mayor?
Yo quería ser futbolista, desde que era pequeñito tengo fotos con el balón, iba con él a todos lados. Mi padre desde el principio me lo inculcó, me regalaron balones siempre y no veía otra opción que intentarlo. Es verdad que tienes que sacrificar muchas cosas, cuando eres joven todos tus amigos empiezan a salir el fin de semana y tú tienes el partido al día siguiente y debes ser responsable. Además, hay que compaginarlo con los estudios, que es complicado cuando eres joven porque empiezas a ganar dinero, se te nubla un poco todo y piensas que con el fútbol te vale.
¿Qué has estudiado?
Estudié bachillerato y luego entré en la carrera de Magisterio, pero justo en ese momento me hice profesional y lo abandoné. La verdad es que creo que fue un error porque deberíamos tener un plan B. En su momento estaba centrado en el deporte y lo dejé, pero no descarto volver algún día.
A pesar de que sea complicado compaginarlo con los estudios, el deporte es algo bueno para los niños.
Es algo que los chicos tienen que hacer. Ya sea el fútbol sala o cualquier otro deporte creo que transmiten unos valores que nada más da. Sobre todo el trabajo en equipo. Los chicos necesitan también abstraerse un poco de lo que es su rutina de colegio y eso el deporte se lo da. Cuando los padres castigan a algún chaval sin ir a entrenar creo que es un error, hay muchísimas otras cosas, y más ahora, con las que se puede castigar (móviles, consola, etc) y el deporte es algo que tiene que estar en el día a día.
¿Quién es tu referente?
Mi referente siempre han sido mis padres. Siempre me he fijado en ellos y me han transmitido los valores que yo creo que son los correctos, son dos personas muy trabajadoras. Dentro del deporte siempre tienes gente a la que admiras, por supuesto. Ahora que soy más mayor, Rafa Nadal. Cuando era más joven me gustaba mucho Raúl, del Real Madrid. Creo que transmitían mucho el ser trabajador, pelear por lo que te gusta e intentar mejorar siembre a base de trabajo y es en lo que me fijaba.
¿Cuál es el mejor consejo que te han dado?
Yo creo que el mejor consejo que te pueden dar es que seas tú mismo y que pelees por tus sueños. Creo que esas dos cosas son fundamentales, no perder tu identidad y siempre tener un objetivo y no conformarte con lo que ya has conseguido, ponerte metas más altas todavía.
¿Cómo fue tu llegada a Zaragoza?
Llegué porque hice una gran temporada, creo, en Benicarló y el club se fijó en mí. Ya alguna vez habíamos tenido contacto, pero ese año fue el momento. La pena es que justo recién fichado, en el último partido con Benicarló, fue cuando caí con la lesión de rodilla. Pero bueno, llegué y desde el primer momento me trataron genial. El primer año fue duro porque no pude jugar, pero desde entonces ya han pasado nueve temporadas y aquí sigo.
¿Te gusta vivir en Zaragoza?
Yo siempre había sido muy de mi barrio, de Madrid, de mis amigos… Me había costado mucho salir, hasta los 27 años no quise irme. Al llegar a Zaragoza venía de jugar en un pueblo de pocos habitantes, fue un cambio gordo el salir de Madrid hacia Benicarló. La verdad que desde que llegué aquí, a Zaragoza, me encontré una ciudad parecida a la mía natal, pero con la ventaja de ser más pequeña; un término medio: ni una ciudad tan aglomerada y con tanta locura como Madrid, ni la tranquilidad de Benicarló. Enseguida hice grandes amigos, con el paso de los años he conocido a mi mujer y tengo una vida muy estable y estoy encantado.